sábado, 22 de enero de 2011

Las pifias de Castañeda

(The Castañeda´s bugs)
El pasado jueves 20 de enero de 2010, en el recinto del Auditorio del Bicentenario de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, con media hora de retraso (por andar visitando el monumento a la bandera sin bandera), los autores del libro Regreso al futuro, el mexica-estadounidense Jorge G. Castañeda Gutman y el periodista Héctor Aguilar Camín se presentaron ante la comunidad universitaria potosina, así como ante miembros de partidos y organizaciones de la sociedad civil, con el propósito de convencerles a base de risas y comentarios fútiles que su propuesta implicada en el pretendido ensayo puede servir como plataforma electoral para la candidatura ciudadana anunciada a favor del propio Castañeda a la que aspira encabezar en los próximos comicios del año 12.
Hubo una gran expectativa por la presentación del librito, pues han pasado más de cien años desde que un pretendiente a una candidatura presidencial visitara a San Luis Potosí a dar a conocer en forma de libro su plataforma electoral, es decir, desde que Madero les llevó La Sucesión Presidencial. No con ello se pretende connotar que el libro de Castañeda -ni él mismo -vaya a correr con la misma suerte. Ni que fuera para tanto.
Primero en tomar la palabra, a Castañeda se le pasó por alto la elemental cortesía de pedir disculpas por su media hora de retraso (pues en el pueblito “casi imaginario” que es San Luis Potosí (según sus propias palabras), se tiene por costumbre disculparse cuando se llega tarde a alguna cita, por lo que parece grosería cuando un semiextranjero cosmopolita no lo hace, pero en fin) aunque sí se disculpó por no habérseles ocurrido antes la idea –con el libro previo, Un futuro para México- de haber visitado esta ciudad por lo cual ahora corregían el error viniendo a dar la primicia de su segunda parte. Menos mal.

“Este libro trata de varios temas…..”
Temas como el de índole económica, el de los monopolios, el de ubicar a México en el mundo, el tema de cómo mirar más hacia América del Norte y menos hacia Latinoamérica (sí, eso dijo, no leyeron ustedes mal ni oyeron mal los asistentes ese día), el tema de la corrupción, el tema de la “mala educación que es culpa del sindicato del magisterio que dirige mi gran amiga Elba Esther” pero que ni en veinte años se ha podido acotar ese poder fáctico ni se puede pensar en un cambio sin involucrar a los maestros y a su sindicato (¿o sea?); el tema de la protección social y jurídica de todos los mexicanos, el de las falsas creencias del mexicano clase mediero acerca de que “piensa a un México más pequeño de lo que realmente es, de que el país no es ballena sino ajolote”, en suma una sarta de “propuestas específicas” que sirvan como plataforma electoral en el 2012, y provoquen un gran debate social al respecto. Ajá.

“Recorrimos casi todo el país, bueno, un país que no es todo el país, porque al otro país, el del México rural pobre, a ése no lo conocimos”
Luego relató el cómo fue que para elaborar este libro, “recorrieron casi todo el país” al haber visitado veinticinco ciudades representativas (de más de medio millón cada una) y haber escuchado críticas y propuestas. Aclarando desde luego que visitaron “un país” que no es el país entero, pues “uno de cada dos mexicanos es urbano y clase mediero, es más, el 75% de los mexicanos viven en ciudades de más de cien mil habitantes” y que no visitaron el “otro país”, ése, el del México pobre y rural, porque seguramente son pocos votos o sería porque los pobres no cuentan, nunca lo dijo, pero al leer el libro se sabrá seguramente el porqué.

“El celular y medio”
Luego salió con su primera ocurrencia –tal vez porque empezaba a notarse el estupor que causaban en el auditorio sus palabras- al comentar jocosamente que “México no está tan mal como se piensa equivocadamente, ya que hasta hay un celular y medio por cada mexicano mayor de doce años, y le he preguntado a mi amigo Carlos Slim acerca de qué significa ese medio celular y me ha dicho que no lo sabe aún pero bien que lo cobra” y se rió, y algunos asistentes se rieron con él, muy pocos, ya que la mayoría en ese momento estaban seguramente pensando de que el medio celular es aquel que medio lo alcanzan a comprar, lo medio alcanzan a recargar de saldo, los más de cincuenta y seis millones de mexicanos que según Castañeda “¡ya tienen celular!”. Hagan el favor.

“Los necios peninsulares y el cuarto huso horario al estilo Miami”
Y se siguió de frente al declarar que “es más: México debe tener cuatro husos horarios, el del pacífico, el de la montaña, el del centro y desde luego el del oriente, el de la península yucateca, Mérida, Cancún, Cozumel, Chetumal, que deberían tener la misma hora que la costa estadounidense, pero habría que ver si los quintanarroenses –y sobre todo los yucatecos- no se oponen pues es bien sabido que son muy necios y conste que aquí está mi amigo Héctor Aguilar Camín que es de Chetumal y es muy terco” (risas de algunos pocos y más estupor entre los que pensaban que eso era una falta de respeto tanto a los peninsulares como al citado coautor ahí presente). Por cierto se le “olvidó” decir que en todo caso también sería la misma hora que en Colombia, Venezuela, Brasil, pero ¡que caray, estos países son de América latina y para allá ya no hay que voltear eh!

“George de la Selva en las tierras del peje”
Presumió que “hasta se reunieron en Tabasco con estudiantes técnicos petroleros –porque ellos si saben de petróleo- y hasta les realizaron una especie de referéndum acerca de que si era justo seguir teniendo en la indigencia a PEMEX, en la ineficiencia estatal, siendo que se podría pensar que era suicida preguntarles a ellos en plena tierra del “peje” qué opinaban acerca de la posibilidad de que hubiera una reforma constitucional que permitiera la inversión privada y extranjera en la paraestatal y que “ganamos” 70 a 30 dicho referéndum”. En este momento el auditorio empezaba a darse cuenta que a George G. Castañeda no le cae nada bien López Obrador, siendo que presumía haber ido a retarlo a su propia tierra, frente a sus paisanos.

“Si los pobres tuvieran dinero, entonces no serían pobres”
A Jorge “Perogrullo” Castañeda se le salió decir que “los partidos políticos: ¿a quienes le van a pedir dinero? A los empresarios -desde luego- porque ellos si tienen, no a los pobres porque si éstos tuvieran dinero pues no serían pobres”. Y remató: “así, los empresarios al darles dinero a los partidos políticos, pueden exigirles que se comprometan en las reformas constitucionales, en la reforma del estado, en el asunto de la reelección, en el de la cuestión fiscal, etcétera, claro que no se trata de comprar sus conciencias con dinero pero sí el de comprometerlos a los cambios que tanto necesita este México.”. Huelgan comentarios, pero en esos momentos el auditorio mostraba más y más caras sorprendidas y no pocas molestas.

“Con todo respeto para los guatemaltecos –bueno, no tanto-“
Ah, porque eso sí, México es un “país grandotote”, es decir, no somos ni Guatemala, Nicaragua, ni Haití”. Los mexicanos estamos bien equivocados porque no entendemos que de 1989 al 2006 se redujo la pobreza en un 17% (la pobreza total de México, es decir la pobreza extrema más la pobreza a secas). Que comparativamente con los años ochentas, “nuestro país ha mejorado muchísimo, tenemos índices mayores que Brasil y casi iguales a los de Chile. Claro que tampoco somos como Corea ni Japón, ni mucho menos la India, ni se diga China.” Los asistentes ya no sabían si era pitorreo o en serio todo esto, pero Castañeda hablaba y hablaba sin parar, convencido y queriendo convencer a todos de que México es casi una potencia mundial, a pesar de que “uno de cada nueve mexicanos vive en Estados Unidos” y de que “el país es muy complejo”. A lo mejor se refería a su “otro país”, ya que tiene doble nacionalidad por parte de madre.

“Que todos los niños mexicanos tengan su Cajita Feliz”
Desbocado, salió con que “haremos posible que en México, todos los niños en edad escolar tengan su propia laptop, eso sí, incluyendo desayunos y almuerzos escolares. Sería como darles el silabario digital, para que en casa puedan seguir “educándose” mediante internet.” Y que por si fuera poco la jornada escolar deberá pasar de las actuales “cuatro horas a ocho horas o más” tal y como es en Estados Unidos o en países verdaderamente desarrollados.” Al decir todo esto, la mayoría del auditorio “regresó del futuro” hacia el pasado reciente, al recordar a un precandidato Vicente Fox que prometía que todos los niños mexicanos hablarían inglés y aprenderían computación. Y ya se vio –regresando de ese viaje relámpago- que actualmente ni computadoras ni inglés ni educación física, ni calidad educativa, ni nada de esos sueños guajiros, pero no nos preocupemos, Castañeda nos pone nuevamente “a soñar”.

“Dejen a los capos en paz, no sean malos”
Solidario, Héctor Aguilar Camín se suma a la ristra de pifias de su socio Castañeda al manifestar cosas como la de “la solución al problema del narcotráfico es la le-ga-li-za-ción de las mismas” y de que como “cada vez que atrapa el gobierno federal o mata a un capo o les decomisan un gran cargamento, se genera con esto una enorme espiral de violencia, lo cual no sucede cuando atrapan o matan a los sicarios o les decomisan sus armas o su dinero, entonces otra solución sería que ya no se ataquen a los capos y a sus cargamentos sino a los sicarios y a sus armas”.

“De la democracia hacia la prosperidad a pesar del conformista mexicano”
Otra más: que con Vicente Fox llegó en el dos mil la democracia a México, por lo tanto en el dos mil doce hay que irnos hacia la prosperidad”. Y remató en su primera intervención con que “el mexicano es conformista pues en muchísimas encuestas que hicimos en las veinticinco ciudades visitadas para elaborar éste y el libro anterior, la mayoría opinaba que estaba conforme con la actual situación de inseguridad y de la mala educación que es culpa del sindicato magisterial que hasta afectan las clases al exigir a los gobiernos locales que se les autoricen plazas y más plazas.” “Están equivocados, eso sí, pero conformes”.

“En el gobierno federal ya casi es nula la corrupción”
Pues los funcionarios federales se cuidan más ahora que en los ochentas, debido a la fuerte competencia electoral actual y a que ahora hay más fiscalización que antes. “En todo caso, la corrupción que permea aún en México está en los gobiernos locales, estatales y municipales y en sus congresos, sobre todo en los del PRI y del PRD, y que además los gobiernos estatales además de corruptos y dominados por caciques y poderes fácticos, ni imparten justicia ni recaudan impuestos eficientemente”.

“Silencio del público, y ni rabo ni orejas, sino un debate forzado y exasperante”
Después de una hora de pifias y chistes, se les ocurrió pasar a la sesión de preguntas y respuestas. Repartieron unas tarjetitas entre los casi cien asistentes y a pesar de ello, solo recibieron una decena de preguntas o críticas, de las cuales gracias a la desorganización de la moderadora, dieron lectura sobre todo a las que los activistas del movimiento cívico democrático les plantearon.
Los tomó de sorpresa que las primeras cinco preguntas fueran precisamente de éstos activistas, aunadas a otras tantas de estudiantes universitarios críticos y alguna de un miembro de un partido de izquierda. Los demás invitados, tanto los del coro castañedista, como los de la barra de abogados y los funcionarios y maestros rectoristas, brillaron por su silencio, ya que o no entendieron de lo que se trataba o de plano les dio pena ajena el show de Castañeda y de su socio. Los panistas hicieron mutis, los priístas se les quedaban viendo molestos pero callados, los perredistas furiosos pero callados también.

“No criticamos en el libro a Calderón porque no es un libro de crítica”
-le responde Aguilar Camín a un activista cívico democrático su pregunta acerca de que porqué en el Regreso al futuro no hay ninguna mención crítica al presidente Calderón o a su partido. “En todo caso si quieres que yo le haga una crítica a Felipe Calderón pues diría que es “chaparro y pelón”, Ante el poco éxito de su gracejada, y la mirada airada de los activistas, recula y meditando corrige: “En sí mismo, en forma implícita –indirecta- el libro es una crítica al actual gobierno de Calderón, pues éste no ha hecho ninguna de las tareas pendientes de la transición democrática, que son: que el estado nos brinde a todos los mexicanos seguridad, bienestar y prosperidad.” Buena respuesta a final de cuentas, pero el oso nadie se lo quita ya.

“Sí, estamos convencidos de que en México ya hay democracia”
Aunque esta segunda pregunta de los activistas cívico democráticos era retórica, aquí Aguilar, más cauto, añadió:”claro que con la llegada de Fox a la presidencia se inauguró la democracia en el país, y de que ahora hay más democracia que en los ochentas, cuando había que tener mucho valor para criticar a un presidente siendo que ahora hay que tener valor para defenderlo”. Y como solo se rieron dos o tres barberos, corrige nuevamente: “aunque es cierto, que esta democracia actual está un tanto inacabada, incompleta, pues no le produce al ciudadano el bienestar que se supone que un régimen democrático debe proporcionar. Todavía hay mucho por hacer.”

“No sé de ninguna empresa minera extranjera que saquee los minerales en México”

Y aquí la pifia fue de los dos, tanto de Aguilar como de Castañeda que no lo dejó morir solo: cuando el activista les preguntó su postura acerca del cómodo saqueo por parte de las empresas mineras trasnacionales de los recursos minerales del país con la connivencia del actual gobierno neoliberal, Aguilar tartamudeó: “mm..no..no…no..no sé de ningún caso así, ya que Cananea es una empresa mexicana y….” siendo interrumpido por el activista quien molesto le espetó que en San Luis las empresas canadienses San Xavier y First Silver estaban depredando el suelo potosino, a lo cual Aguilar reconoció que desconocía el dato, pero que si fuera cierto que "México tuviera tantos recursos minerales como dices, entonces habría que vendérselos a los chinos, que estpan comprando todo".
Es entonces cuando Castañeda bravucón pregunta al activista a su vez: “Dime, ¿estarías de acuerdo entonces en que los recursos minerales los depredara por ejemplo, Luismin (empresa mexicana)? Ahí tienes. O bien, ¿estarías de acuerdo que se volvieran a nacionalizar las minas en México, tal y como sucedió en el pasado, y que sea el estado el depredador, tal y como lo es Pemex en Campeche?” El activista le contesta que claro que no, que en primer lugar nunca han sido nacionalizadas las minas en el país, ya que siempre han estado en manos de capital privado, nacional y extranjero, y en segundo lugar ¿qué le parecen los grandes índices de pobreza de las regiones mineras donde las empresas privadas sacan enorme fortunas?
Castañeda ensordecido, responde su pifia mayor de la noche: “Pues ¿que qué me parece eso? ¿Qué las empresas hagan negocio? Pues bien, porque ellos son los dueños de sus empresas y tienen derecho a tener utilidades.”
Afortunadamente para Castañeda, el activista fue decente, educado y prefirió dejar ahí, flotando, ésta y toda la sarta de barrabasadas que habían dicho estos autores. Pero el ambiente ya estaba hostil a Castañeda y a Aguilar. Y estos a su vez estaban exasperándose.

“¿Por qué no reconocer los casos de éxito habidos en algunos países de América del Sur, porqué solo mirar y admirar el modelo norteamericano?”
La joven estudiante de la facultad de derecho le miró fijamente mientras Castañeda le contestaba: “Pues casos de éxito solo reconocería el de Brasil, que gracias al presidente Cardoso inició la ruta de prosperidad y a que Lula no le quedó de otra que seguir lo planeado” “Aquí en México fueron muy hábiles Salinas, Zedillo, Fox, en plantear el cambio de rumbo económico pero no hemos sabido seguir el guión establecido”. E irónico y soberbio le remata a la estudiante con: “tal vez tú que eres estudiante de derecho podrías dar con una fórmula mejor, con alguna fórmula mágica para generar el cambio, algo que no se les ha ocurrido a ningún sabio en los últimos cien años”.

“¿Porqué no coinciden las cifras de su libro con las que realmente ha dado a conocer Oppenheimer?”
A su vez le cuestiona un estudiante de economía, quien además de viva voz le señala que las fuentes citadas en el libro, respecto a los índices económicos, dejan mucho que desear. Molesto Castañeda le responde que “las encuestas no mienten y no miente el INEGI ni las empresas consultoras internacionales, que ahí está el dato de la reducción de la pobreza y que lo invita a investigar más por su cuenta.

“¿Entonces Oppenheimer, Carlos Fernandez-Vega, David Colmenares Páramo y Miguel Angel Granados Chapa, están equivocados o mienten?”
Aquí contesta Aguilar Camín, socarrón, diciendo “a Carlos hace mucho que no lo leo, al otro no lo conozco y de los demás pues ahí están sus cifras”, termina diciéndole a la periodista de La Jornada que le hizo la pregunta.

“¿A qué se referían la “Tuta” y el ex diputado Godoy cuando en la conversación telefónica interceptada comentaban acerca de “calmar” a Aguilar Camín?”
La periodista insiste, y Aguilar responde escueto: “no sé a qué se refiere usted”. Todo esto lo asimilaban los asistentes que hacían péndulo entre la sorpresa, el hastío, el silencio, hasta la molestia e inconformidad, pero ante todo estupefacción de que estos autores pensaran que su monologo-a-dúo era suficiente para “convencer” a un auditorio “a modo”, “estúpido” o “indolente”. Pero la sorpresa se la estaban llevando Castañeda y Aguilar al ver el ánimo adverso que provocaron con sus chistes y pifias.

“¡Se vale soñar!”
Una activista cívica democrática, les cuela finalmente un comentario acerca de que su libro Regreso al futuro parece más bien uno de motivación personal o de una colección de sueños. A ello Aguilar y Castañeda aceptan entre risas que: “¡SE VALE SOÑAR! y que solo así, soñando, se puede construir un México mejor y más próspero, donde todas las clases medias urbanas sean propietarias de su propia casa y que ya no haya tanta inseguridad”

No, no hubo rabo ni orejas al par de dos, que al alimón torearon un público, incrédulo y exigente; hubo silencio de la mayoría, estupefacta o apenada, lo que permitió que las voces críticas tanto de estudiantes universitarios como de activistas cívicos se dejaran oír, e hicieran ver mal la faena, y les dejaran puestas tremendas banderillas, que aún les deben doler. Y mucho.

Y del libro, cuya reseña merece más espacio y tratamiento serio, por la inmensidad de los despropósitos vertidos en él, haremos en una segunda parte el destasadero en el matadero en una próxima ocasión.

Que les sirva de lección a Castañeda y a Aguilar, así como al próximo precandidato presidencial que vaya a San Luis Potosí a vender libros, dentro de otros cien años quizás.

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