jueves, 28 de octubre de 2010

¿Legalizar las drogas?

Todo el mundo acepta que es bueno, recomendable, necesario, saludable… disminuir el consumo de drogas. Puede que ese sea el único punto en que todos los organismos, naciones y expertos estén de acuerdo. Y aun así hemos de aceptar que el ser humano ha consumido, consume y consumirá drogas siempre. Es consustancial a nuestra naturaleza. Por eso, periódicamente se reabre el debate sobre su legalización, que parece tan interminable como el hábito de consumirlas.

Puede que también contribuya a ello la escasa claridad del debate, motivada por la frecuente confusión entre los diferentes conceptos implicados en el término 'legalizar'. Para la mayoría de las personas, legalizar se plantea como un debate de 'si' o 'no', todo o nada, blanco o negro, cuando en realidad tiene numerosas variantes y matices. Por otra parte, casi todas las posturas y decisiones se apoyan más en opiniones y teorías que en hechos científicos contrastados, ya que hay pocos estudios rigurosos, fiables y extensos sobre las consecuencias sociales, sanitarias y legales de legalizar las drogas.

Visto el panorama, me propongo intentar clarificar el debate conceptual, para que los lectores puedan al menos saber sobre qué tienen que opinar; no, obviamente, lo que tiene que opinar: eso es cosa de cada cual.

Pues bien, para ello, creo que habría que aclarar al menos los siguientes conceptos:

1. Liberalizar: Es autorizar la venta y consumo de cualquier droga sin ninguna restricción. Esto prácticamente no sucede con ninguna droga, salvo con la cafeína y algunos sedantes naturales, como la valeriana, etc. Prácticamente ningún país ni organismo social o sanitario lo admite. La opinión pública, recogida en numerosísimos sondeos, tampoco lo aprueba. Opiniones aparte, lo que se sabe es que liberalizar una droga supone incrementar su consumo, lo cual, independientemente de los efectos socio-político-legales que pueda tener, genera siempre un aumento de riesgos para las poblaciones y personas vulnerables, y más complicaciones y gastos socio-sanitarios.

2. Legalizar: Significa autorizar el uso de determinadas drogas con fines lícitos y éticos, como los de investigación, sanitarios, paliativos o preventivos. Por ejemplo, los derivados de la marihuana para problemas oncológicos, los mórficos para la dependencia de heroína, etc. Hay numerosos países y organismos que han adoptado este tipo de medidas, siempre en el contexto de programas sanitarios y sociales regulados y controlados. La comunidad científica, y especialmente los expertos en toxicomanías, la defienden apoyándose en los avances en los modelos explicativos de las adicciones, como el de 'patología dual' o de la automedicación. La legalización generalizada de todas las drogas 'ilegales', aun con fines lícitos y éticos, no es admitida por ningún país, ni organismo científico o sanitario.

3. Despenalizar o descriminalizar: Se refiere a la 'no penalización' -no delito penal- del uso de drogas. Se refiere exclusivamente al uso propio, individual y personal de una droga ilegal, y excluye la producción, posesión, distribución, comercialización y difusión de las mismas. Se trata de una medida adoptada por algunos países para algunas drogas, por ejemplo España, Portugal o Italia. Aun así, prácticamente en todo el mundo, la posesión y el consumo de drogas ilegales se considera una infracción administrativa, que puede ser sancionada y multada -como una infracción de tráfico-, aunque con frecuencia se tiende a no aplicar este tipo de medidas. No hay unanimidad entre países, organismos, expertos y opinión pública sobre la pertinencia y eficacia de esta medida para disminuir el consumo y los riesgos derivados del mismo.

4. Regularizar: Supone primero legalizar y luego autorizar y controlar, el uso de determinadas sustancias. Pensemos en el tabaco: del uso legal y liberalizado, se ha pasado al uso regularizado y restringido en la mayoría de los países desarrollados. O en la marihuana y sus derivados, cuya comercialización ha sido legalizada y regularizada en Holanda. Se trata de una medida adoptada para controlar el uso de las drogas que ya eran legales -alcohol, tabaco– con fines socio-sanitarios. Cuenta con el apoyo generalizado de los expertos socio-sanitarios, pero hay muchas discrepancias entre países y estados, y tampoco la opinión pública se muestra unánime al respecto.

Y aun podríamos considerar otros aspectos que complicarían más si cabe el debate, como la de gravar con impuestos el consumo de drogas, la lista oficial de sustancias que se consideran drogas, la diferenciación entre fines legales o sanitarios de cada una de las medidas, etc.

En definitiva, es obvio que plantear el debate en términos de 'legal' o 'ilegal' no es riguroso, ni realista, ni útil. Ahora bien, todo el mundo está de acuerdo en que ese debate es necesario, que hay que hacer algo para cambiar y mejorar la situación, pues las medidas policiales, políticas, legales, sociales o sanitarias adoptadas hasta ahora no han servido para disminuir el consumo ni controlar sus efectos negativos… que, no lo dude, y se lo digo desde la experiencia clínica cotidiana, son malas, muy malas, cada vez peores, especialmente para las personas y grupos más débiles y desprotegidos, como los jóvenes. Y ahora es su turno: opine.

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